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“Ser abierto sobre mi salud mental creó una mejor cultura de trabajo”

Desde Davos hasta Tokio y Silicon Valley, los ejecutivos están comenzando a aceptar cada vez más los problemas de salud mental. Esto es una buena señal. Pero el mundo tiene un largo camino por recorrer en la creación de lugares de trabajo que apoyen el bienestar psicológico. «Se estima que la pérdida de productividad resultante de la depresión y la ansiedad, dos de los trastornos mentales más comunes, le cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares por año», sostiene la Dra. Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud.

Sé por mi propia experiencia que los problemas de salud mental de los trabajadores pueden permanecer ocultos a simple vista. Durante la mayor parte de mi carrera, nadie se percató de que yo tenía un problema. Pero en los últimos años, hice una transformación (que todavía es un trabajo en progreso) y obtuve la ayuda que necesitaba. Ahora, estoy trabajando para crear una cultura propicia para una buena salud mental en mi empresa, G2.com –en parte siendo sincero acerca de mi historia.

Niño acosado, jefe despiadado

Ver a los ejecutivos comportarse de manera errática (como el caso de Elon Muskde Tesla), puede servir como un poderoso recordatorio de que muchos ejecutivos enfrentan desafíos de salud mental. Al igual que cualquier otra persona, estos problemas a menudo derivan de experiencias de la infancia.

Como jefe, a veces he sido errático y otras, despiadado. Durante años, solía no sentir ninguna emoción y me dedicaba a trabajar sin cesar. Ansiaba el próximo objetivo, el siguiente nivel de éxito, con una especie de desesperación. No podía entender por qué los que me rodeaban no compartían la misma necesidad de éxito que yo.

No me daba cuenta de que estaban viviendo sus vidas y aceptando sus emociones, mientras que yo evitaba las mías. Fue solo después de que logré mi objetivo de convertirme en director de marketing de una empresa de tecnología antes de los 30 años y no sentirme feliz, cuando me di cuenta de que tenía un problema.

A través de la terapia, aprendí de dónde provenía: años de incesante acoso escolar mientras crecía en Sidney, Australia. Era bastante tímido en la escuela primaria y más sensible que otros niños, por lo que a menudo prefería conversar con los adultos. El tormento que experimenté fue tan intenso que mi memoria terminó bloqueando en gran medida los recuerdos de mi temprana edad. El éxito profesional se convirtió en una obsesión, y lo perseguí sin descanso.

Desde que comencé a trabajar para cerrar estas heridas, he visto efectos positivos no solo en mi vida, sino también en el trabajo. Estoy más productivo y satisfecho. He dejado de castigarme con un interminable diálogo interior negativo. En cambio, mientras trabajo, trato de concentrar toda esa energía en ser compasivo con quienes me rodean, conforme impulso la innovación y cumplo con mis obligaciones.

Si les preguntara a mis colegas en el trabajo, creo que estarían de acuerdo en que mis relaciones con ellos han mejorado. Se sienten más valorados y emocionados de venir a la oficina. Y, quizás lo más importante, hemos tomado medidas cruciales para garantizar que toda nuestra empresa valore y apoye la salud mental.

1. Ser un ejemplo

Hablo abiertamente sobre la terapia y hago públicas mis sesiones de dos veces por semana en mi calendario para que todas las personas en el trabajo puedan verlas. Al hacerlo, muestro que no hay nada vergonzoso al respecto. El objetivo es eliminar el estigma que impide que las personas reconozcan y busquen ayuda para su propia salud mental. Para impulsar este objetivo, recientemente me uní como miembro de la junta a la organización Bring Change to Mind, fundada por la actriz y activista Glenn Close.

2. Mantener la puerta abierta

Mis empleados tienen una invitación permanente para hablar conmigo sobre cualquier inquietud que sientan que puede afectar su trabajo. Eso incluye problemas personales, si así lo desean. Es parte de la política de puerta abierta que sigo en general. Desde que comencé a hablar sobre mi propia experiencia con la salud mental, más y más personas en G2 han venido a hablar conmigo sobre la suya.

3. Ofrecer servicios

Asegúrese de que sus beneficios incluyan apoyo para la salud mental. Esto incluye no solo la cobertura de seguro (tengo la fortuna de que G2 tenga una amplia cobertura para esto), sino también otros servicios como los programas de asistencia para empleados. Suelen estar disponibles las 24 horas, los 7 días de la semana, y «ofrecen asesoramiento confidencial y de corto plazo en persona o por teléfono», explica la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. «Ofrecen una alternativa para resolver problemas o dificultades sin incurrir en costos de seguro».

4. Alentar el equilibrio entre la vida y el trabajo

Pida a sus empleados que no revisen el correo electrónico a todas horas y que se desconecten por completo cuando estén de vacaciones. Y exíjales que realmente se tomen sus días de vacaciones. Demasiados días de vacaciones no se utilizan en todo el mundo, a pesar de los estudios que muestran que tomarse vacaciones hace que los trabajadores sean más productivos. Recientemente me tomé tres semanas de vacaciones y no abrí mi bandeja de entrada ni una sola vez. Me sentí renovado y lleno de energía, y mis empleados se dieron cuenta de que hablo en serio cuando les digo que hagan lo mismo.

5. Repasar los datos

Incluso con las mejores intenciones, los esfuerzos de su empresa pueden no lograr los resultados que desea. Organice encuestas anónimas periódicas de sus empleados para evaluar su estrés y bienestar mental. Siga haciendo cambios hasta que vea un progreso real.

Al actuar, las empresas pueden hacer grandes avances hacia la construcción de sociedades con mejor salud mental. Y aquellos de nosotros que hemos enfrentado nuestros propios desafíos podemos liderar el camino.

Fuente: Foro Mundial de Economía Ryan Bonnici, Director de marketing, G2.com

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